Nueve de Julio del dos mil nueve
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- Silvia ¡Despierta ya! Mira que te dije que había que salir temprano.
- Que sí, ya voy...
Mi madre fastidiando. Joder ¿qué hora era? Ni las nueve... mi madre está loca. Me levanté y me fui al baño, cuando me miré al espejo, pensé que se iba a romper de lo fea que estaba. Tenía los ojos súper hinchados y las ojeras eran tremedas... ¡Qué horror! Me arreglé como pude mientras mi hermano me metía prisa. Fui hasta la cocina a desayunar, allí se encontraban los tres desayunando, sin mí.
- ¿Por qué hay que ir a la playa tan temprano? No lo entiendo...
- Aparte de que hay un largo trayecto, tenemos que coger los mejores sitios! - Dijo ilusionada mi madre.
- Lo que tu digas...- Silvia, ¿No iba a venir tu amigo?
- Iba... Ya no.
- ¿Y no tienes más amigos? Para que no te aburras digo, porque conmigo no vas a jugar - Saltó mi hermano.
- No pensaba hacerlo y sí claro que tengo - En ese momento me vino a la cabeza la imagen de Luis, sonreí.
Salí corriendo por la puerta a avisar a Luis si quería venir, lo último que me apetecía era aguantar a los pesados de Ale, mi madre y mi tío. Cogí el móvil para enviarle una perdida, por si acaso su familia estaría durmiendo, marcaba su número cuando alguien me tocó el hombro, me giré y lo vi.
- ¡Hola! ¿Nos vamos? - Fer se dirigía a besarme, pero yo lo aparté.
- ¿Qué coño haces? ¿No viste mi sms? ¡Largo! - Me dieron ganas de escupirle.
- Hey ¿qué te pasa guapa? Tienes un careto...
- Dijo con tono burlón- Te vi ayer liándote con otra, gilipollas. - Se quedó pálido. En ese momento Luis salió de su casa con unos pantalones cortos azules y sin camiseta.
- ¿Qué es todo este jaleo? Hay gente durmiendo ¿sabéis?
- Tu cállate imbécil, Sil te lo puedo explicar todo... - Dijo Fer.
- No hace falta que me expliques nada, tengo ojos. Y lárgate que no pintas una mierda aquí.
- Me fui hacia Luis.
- Eres una niñata que va de tío en tío rompiendo corazones, esperando a que después de un tiempo sigan latiendo. Anda y que te den - Y se fue.
Se me humedecieron los ojos, pero no tenía fuerzas para llorar
- Será capullo el tío este - Dijo Luis, enfadado.
- Yo ya no sé que hacer... Me quiero morir, así dejo de romper corazones.
- No seas boba y ¡no le hagas caso a ese!
- Bueno... - Me sequé las pocas lágrimas que me habían caído - Yo te iba a llamar ahora ¿Quieres venir conmigo y mi familia a la playa?
- ¿Yo? Pues... no sé, tenía planes.
- Entonces nada, que sepas que eres lo único que tengo aquí y te necesito para que me alegres el día, que me hace mucha falta, pero si tienes planes, pues nada... - Lo miré con cara tristona.
- ¿Me vas a obligar a ir?
- ¿Yo? Para nada...
- Es que si lo hicieras no me importaría... - Me sonrió. - Claro que voy ¡Todo por una amiga! Espérame que ya bajo.
Fui corriendo hasta mi casa para decirle a mi madre que ya tenía amigo con quien ir y ayudé con los bolsos y sombrilla para meterlos en el coche. El coche era de mi tío y era un Renault Clio, un poco pequeño para ir todos. Luis salió de su casa, guapísimo como siempre. En cambio yo, tenía unas pintas espantosas. Se lo presenté a mi madre, que parece que le cayó bien, seguro que por lo guapo, a mi tío, indiferente y a Ale, un amigo más, ya que tenían la misma edad mental. Subimos al coche y yo me puse a escuchar música con el Ipod. Íbamos demasiado apretados, y sin querer las manos de Luis y las mías se rozaban, él jugaba con mis dedos, mientras yo, solo sonreía.
domingo, 23 de mayo de 2010
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