domingo, 23 de mayo de 2010

Capítulo diecinueve.

Carla me había dado otra súper sorpresa, y es que se quedaba en la casa de mi tío conmigo hasta agosto. Estuvimos toda la tarde hablando, le conté todo lo que había pasado. Se quedó flipando.

- Tía lo que no te pase a ti...
- Ya... Tienes que ayudarme ¿Qué hago?
- Yo lo veo clarísimo, quédate con Luis, si todo lo que me cuentas es verdad, es un trozo de pan... y encima guapo, no sé a que esperas. - Me miró con una cara un tanto extraña.
- ¿A qué olvide a Fer puede ser?
- Mmm... De momento ¿Esta noche quedamos no? Yo también necesito conocer gente nueva... - Agachó la cabeza.
- ¿Tú por qué?
- Lo he dejado con Javi para siempre... - Rompió a llorar.
- Jo tía lo siento... - La abrazé hasta que se calmó.

Después empezamos a buscar algo que ponernos para esa noche. Carla se puso unos shorts, camiseta ancha blanca y converses rojas. Yo me puse una camisa azul de rayas blancas con mangas hasta el codo, unos shorts blancos y romanas. Estaba intentando peinarme las greñas que tenía en la cabeza cuando sonó el timbre de la puerta. Bajé corriendo a ver quien era y era Luis, tan perfectísimo como siempre, con unos vaqueros cortos negros y camiseta azul, le quedaba muy bien.

- Que guapa estás. - Me sonrió.
- Sí, sobretodo con estos pelos, pasa, voy a peinarme. - Sonrió aún más y entró.

Cuando me iba a la habitación, noté que Luis me paraba.

- ¿No me das ni un besito?
- Que pesado eres ¿No?- Le agarré la cara con suavidad, la acerqué a la mía, rozé sus labios carnosos, él esperaba a que lo besara, pero lo único que hice fue darle un beso en la mejilla.

Me fui a mi habitación, antes de entrar, me giré y vi la cara de idiota que se le había quedado, sonreí.

- ¿Quién es? - Preguntó Carla.
- Luis, nos está esperando.
- Yo ya estoy lista ¿Tú?
- Sí un momento... Ya, vamos.

Negocié con mi madre para que nos dejara ir y salimos los tres de mi casa. Por el camino no parábamos de reírnos por todo, se notaba el buen ambiente. Cuando llegamos al bar, lo primero que vi fue a Fer, sentí una enorme punzada en el estómago. Me vino a la cabeza la imagen de él besándose con aquella guarra. Sentí odio.

- ¿Quién es ese que no para de mirarte? - Preguntó Carla, Luis y yo nos miramos.
- Es Fer... - Le respondí yo.
- Ah, pues no está nada mal...
- ¡Carla!
- ¿A tu amiga le gusta todo lo que tenga rabo o qué? - Me susurró Luis al oído. Le pegué un puñetazo, de cariño.
- Sil, que viene... - ¡Mierda no! Agarré la mano de Luis con fuerza, él me miró y también me la apretó.
- Hola... - Fer nos miró a todos - Silvia, ¿Puedo hablar contigo?
- No, estoy ocupada - Luis me pasó la mano por encima del hombro y no paraba de sonreír.
- Por favor, te tengo que explicar...
- No te molestes.
- Venga Sil, no seas así, por escucharle no pasa nada - Dijo Carla, aggg, ¡me la cargo! Miré a Luis, que me decía que no con la mirada.
- Bueno, pero rápido que no tengo toda la noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario