domingo, 23 de mayo de 2010

Capítulo veintitres.

No sé ni porque lo había hecho pero no podía dejarlos ahí fuera. Los dos me habían hecho muchísimo daño pero una cosa tenía clara, yo no era como ellos. Entramos en mi habitación con el mayor cuidado posible, menos mal que era enorme, tenía hasta cuarto de baño. Al lado de mi cama habíamos puesto la cama donde se iba a quedar Carla. Ella se sentó con Fer en su cama y yo en la mía. Fer tenía una cara que asustaba, estaba pálido y con los ojos rojos. Verdaderamente estaba mal.

- Joder ¡Llévalo al baño, lávale la cara o algo! – Dije para romper un poco el hielo.
- Yo puedo… - Fer no acabó la frase puesto que tuvo que irse corriendo al baño a vomitar.
- Qué asco – Dije entre susurros.
- Silvia… yo… lo siento muchísimo en serio… se me fue la cabeza, no sabía lo que decía y te juro que Fer estaba mal de verdad, míralo. – Los ojos de Carla estaban ligeramente húmedos e hinchados, había estado llorando.
- Ya pero… me has decepcionado, pensé que eras mi amiga, sabías lo mal que lo estaba pasando, no debiste decir eso, ¿De veras lo piensas?
- ¡No! Silvia ¡No! Estaba enfadada porque me habías dejado de lado por Luis y dije lo primero que me vino a la cabeza, perdóname por favor.
- ¿De lado? Yo… no he hecho eso. –
- Sí lo has hecho… no podías apartar los ojos de él, tía estás pillada. – Me sonrojé. - Y bueno yo no sabía qué hacer… salí fuera y me lo encontré.
- No me di cuenta, ya me lo podrías haber dicho ¿No? – Justo en ese momento entró Fer en la habitación. Tenía mejor cara.
- No sé vosotros, pero yo tengo sueño. – Dije quitando la colcha de la cama.
- Silvia gracias. – Me sorprendió la voz de Fer a mis espaldas.
- Esto lo hago por Carla no por ti. – Carla me sonrió.
- Lo sé. Te podría decir mil y una explicaciones, además quiero hacerlo pero si no me escuchaste antes, menos lo harás ahora ¿Me equivoco?
- Para nada.
- Lo siento, Sil, de verdad… Estaba confundido y…
- Cállate ya por favor. Vamos a dormir, a ver si por lo menos a ti se te pasa el colocón que llevas.
- ¿Dónde duermo? – Se había vuelto un poco pálido otra vez.
- Conmigo no, búscate la vida, si no fuera porque tu casa está lejos, te largabas que lo sepas.
- ¡Joder si quieres me voy!
- Por mí encantada. – Me metí en la cama y me tapé.
- Chicos parad ya, Fer en mi cama no cabes lo siento… Duerme en la alfombra, si quieres te doy mi almohada.
- Gracias Carla. – Dijo echándome una mirada con rabia.
Se acostó en el suelo y casi al momento se durmió. Iba a apagar la luz cuando empezó a roncar. Carla y yo nos miramos y empezamos a reírnos como locas. Ella se pasó a mi cama y me abrazó.
- Tía tienes que perdonarme, sabes que no soy así. – Dijo susurrando.
- Mmm… me lo pensaré. – Susurré haciéndome la dura.
- Venga por fa…

Empezó a hacerme cosquillas y yo no paraba de reírme y patalear hasta que se oyó un ruido. Paramos, nos miramos y ella se fue hacia Fer para taparle la boca o lo que fuera, yo apagué la luz y me tapé. Se abrió la puerta, noté que una presencia se acercaba, pero luego se fue, cerrando consigo la puerta. Carla y yo suspiramos aliviadas, decidimos que a las cinco de la mañana no es buena hora para estar jugando. Carla se metió en su cama y al poco rato nos quedamos dormidas.

Diez de Julio del dos mil nueve.
Nos despertamos a eso de las dos del medio día. Mi madre por suerte se había ido temprano y había dejado una nota. Fer tenía una resaca de tres pares de narices. Carla y yo nos cambiamos de ropa, nos arreglamos, Fer solo pudo hacer esto último y después comimos algo. Sonó el timbre de la puerta, iba de camino a abrir la puerta cuando Fer se me adelantó para abrirla él. Era Luis.

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