viernes, 28 de mayo de 2010

Capítulo veinticinco.

Me encontraba en la avenida, en una heladería que no me acuerdo ni del nombre. Él se quedó fuera, sentado en un banco en frente de la heladería. Llevábamos horas andando, jugando, cogidos de la mano… Esa tarde me lo estaba pasando realmente bien. Luis se había puesto muy nervioso de repente y me había mandado a por unos helados, yo acepté, no quería que se estropease el momento. Salí de la heladería, hacía mucho calor… Me dirigí decidida hacia el banco, pero él no estaba allí. ¿Dónde se habrá metido? Pensé. Miré hacia todos los lados posibles y al final lo vi, apoyado en la pared de una casa, hablando con una chica, me sonaba su cara. Me fui hasta ellos.

- Tu helado. – Le dije cuando estuve a su misma altura, él se sobresaltó.
- ¡Sil! Gracias… - Aun seguía algo nervioso y no sabía por qué.- Esta es…
- Laura. – Le corté. Era una de las chicas valientes que me había presentado Fer hace unos días, solo se me había quedado su nombre de todos los que había conocido ese día, que casualidad.
- ¡Hola Silvia! – Nos dimos dos besos.
- ¿Os… conocéis? – Luis se había quedado perplejo.
- Sí… el otro día en la playa nos presentó Fer. – Dijo ella, yo asentí. Laura no paraba de agarrarle el brazo a Luis, que confianzuda…
- Ah vale…
- ¿Vosotros de que os conocéis? – Pregunté, indiscretamente.
- ¡Soy su novia! – Le dio un beso fugaz en los labios, feliz.
- ¿Qué? – No podía articular más palabra. Mi helado se me resbaló de las manos.
- Silvia, no, yo… - Lo que me faltaba, Luis también… La mayor cornuda de la historia aquí presente.
- No me lo puedo creer…

Sin pensar, comencé a reírme, no podía parar, me dolía el estómago. Luis y Laura me miraban con curiosidad, yo sólo me reía. No podía hacer otra cosa. Parecía una broma, una pesadilla…, todo menos real. Parecía que lo habían calculado todo a medida. Primero Pablo, que no me importó demasiado puesto que mis sentimientos hacia él eran menores de los que le tenía a una piedra. Luego Fer, el supuesto amor de mi vida, ese si me había dolido, me había dolido mucho. ¿Y ahora, Luis? ¿Pero qué es esto? Él más que nadie sabía lo que estaba sufriendo… hasta que por fin decidí dejarme llevar por él y sus mentirosos sentimientos. Paré de reírme, me sequé las lágrimas que me habían caído de la risa y le pegué un bofetón con todas mis ganas.

- Laura, te recomiendo que hagas tú lo mismo, por lo visto ha estado con las dos a la vez.- Laura me miró sin entender nada, las lágrimas empezaron a caerle por las mejillas, pero no hizo nada, solo se fue.
- Silvia te estás equivocando. – Luis se frotaba la parte de la cara donde le había pegado.
- ¡Qué te vayas a la mierda joder! ¡Confié en ti, pensé que eras diferente! Sabías que estaba rota por dentro y tú, aun así hiciste todo lo posible para que me liara contigo. Eres asqueroso. Tu objetivo cuál es ¿Joder a la gente hasta que no puedan más? ¡Porque lo has conseguido!
- ¡Silvia que no estoy con ella!
- Ya lo veo ya. – Me di la vuelta para irme a casa, a refugiarme.

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