sábado, 22 de mayo de 2010

Capítulo seis.

Fue un beso sin prisa, despacio, nuestros alientos se mezclaron creando un nuevo sabor jamás probado, él me abrazaba acercándose mas a mí, fue perfecto, como él. Un beso tierno pero a la vez salvaje, no quería que se acabara nunca pero de repente, el se separó. Me quedé mirándole embobada, que bien besaba. Me acerqué a él para besarle con impaciencia y él no me rechazó. Después de estar un rato así, me decidí a hablar:

- ¿Qué me tenías que decir?
- Creo que no han hecho falta palabras guapa. - Y rió.

¡Pero que tarde era! Las diez de la noche y yo todavía por ahí. Bueno de todos modos, no creo que mamá se preocupase por mí, me acuerdo de un día que llegué a las cuatro de la mañana con quince años y ni me castigó, según Ale, soy la oveja negra de la familia y debe de ser verdad. Le dije a Luis que me tenía que ir, y él me quiso acompañar, total, vivíamos en frente.

- Te has quemado un poco... pero igualmente estás preciosa.
- No seas trolero, tengo que tener una cara...
- Jajaja ¡qué no! Me lo he pasado genial hoy, al fin y al cabo no eras tan borde.
- Es que no te conocía.
- Ya se ve, ¿hasta cuando te quedas?
- Hasta mediados de agosto mas o menos...
- ¿Nada más? ¿Habrá que aprovecharlo no crees?
- ¡Pues sí! Oye Luis... ¿qué somos? ¿novios? ¿un rollo típico de verano?
- Pues no lo sé, ¡yo soy todo menos típico! Ya se verá con el tiempo...
- Y me dio un piquito.

Llegamos a nuestras casas, nos despedimos con un apasionado beso y quedamos al día siguiente por la mañana para hacer algo, cualquier cosa. Abrí mi puerta y vi a Ale tumbado en el sofá del salón, ¡será ganso!

- Hola enano.
- Estás un poco quemada jajajaja.
- No te rías, buf ¡Me lo he pasado genial!
- Pues yo también estoy mejor, gracias por preguntar.
- Jaja, me alegro. ¿Máma y el tío Jorge?
- Han salido por ahí.
- Qué raro, hasta mañana.

Fui a darme una ducha, tenía que tener arena hasta en las muelas. Después de una ducha calentita, cené macarrones que habían sobrado y encendí el portatil, fui directamente al tuenti y no vi a Luis conectado, que pena. Pero tenía un comentario en el tablón, ¡era de él! Me había puesto:
"Eres todo lo que pedía, lo que mi alma vacía, quería sentir(L)(L) teqq guapa!!"
Que cursi era, pero me encantaba igual. Le contesté y me fui a dormir. Había sido un día muy movidito.

Siete de Julio del dos mil nueve.
A la mañana siguiente me preparé y desayuné para ir con él a hacer a saber el que, pero antes me puse a molestar un poco a mi hermanito, le echaba de menos. Le dije adiós a mi madre, raro en mí y salí por la puerta. Ahí estaba él, con sus pantalones cortos caídos y su camiseta básica roja... ¡tan perfectísimo! Le di un beso interminable y se quedó sorprendido.

- Que feliz estás hoy ¿no?
- Es por tu culpa asi que no te quejes, ¿qué vamos a hacer hoy?
- ¡Lo que tu quieras preciosa!

Y lo único que hicimos fue sentarnos en la acera como hace unos días y hablar, contándonos todo lo que nos había pasado en la vida, y no parábamos de besarnos, de abrazarnos, ¡éramos unos empalagosos! Mi pregunta era... ¿dudaría mucho esto?
Luis me había contado un chiste buenísimo y me estaba ríendo a carcajada limpia cuando..

- ¿Silvia?

Esa voz.... Me di la vuelta y se me quitaron las ganas inmediatamente de seguir riéndome, no me lo podía creer, sentí una punzada en el estómago, me ardían los ojos y tenía ganas de llorar, pero no de tristeza.

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