Me había dejado atónita, no sé cómo pero había conseguido que quisiera repetir ese beso mil veces. Volvía a sentir las punzadas en mi estómago, pero no por Fer, sino por él. Solo él. ¿Me estaba enamorando?
Con Fer solo quise recordar lo bien que me lo pasaba con él, me enamoré de sus ojos, su belleza, su estúpido carácter… Pero él nunca se había enamorado de mí. Fui una tonta por creer que sí, ni siquiera me lo demostraba. Tantas tardes besándonos... sólo eso, besos y más besos sin ningún significado. Con Luis era diferente, me hacía feliz, lo único que necesitaba, ser feliz. Y encima me daba aquellos besos que me dejaban sin respiración, llenos de sonrisas entre ellos…
Me di cuenta de esto cuando abría la puerta de mi casa y giraba la cabeza hacia atrás para comprobar que Luis seguía ahí sonriéndome, y así era. No quería separarme de él por nada… pero si mi madre se daba cuenta de que no estaba, podía ser que me matase. Le di un beso volado y entré. Intenté no hacer ruido para no despertar a nadie puesto que eran las cuatro de la mañana. Fui recta hasta mi habitación pero me tropecé de lleno con algo y caí al suelo. ¿Pero qué demonios? De repente se encendió la luz. Mi madre salió de entre las sombras, daba miedo.
- ¿Dónde estabas? – Tenía una cara de sueño que no podía con ella ¿Me había estado esperando?
- En el bar que te dije… Y no sé dónde se ha metido Carla, he tardado tanto por estar buscándola. – Mentí, se me daba tan bien…
- ¡Encima eso! Te estado esperando y como no volvías, pensaba que te había pasado… ¡A saber qué cosas!
- Mamá, has esperado porque te ha dado la gana. Tengo diecisiete años ¿Recuerdas? ¡Libertad! – Le puse una mueca.
- No me hables así, te lo tengo dicho.
- Voy a dormir que tengo sueño – Me levanté del suelo y seguí hasta mi habitación.
- No he acabado… ¿Quién es el chico con él que estabas achuchándote? – Mierda, interrogatorio.
- Luis…
- ¿Y Fer?
- No existe. Mamá por favor pregunta mañana que tengo sueño.
- De acuerdo. ¿Carla entonces no viene a dormir?
- Supongo que no, ya tiene otra persona con quién quedarse.
Me fui hasta la habitación, me quité la ropa y me duché. Me puse el pijama y me tiré de cabeza en la cama. Cuando ya estaba pillando el sueño me llegó un sms.
Ponía “Ábreme”, de Carla. Ya estaba tardando. Fui hacia la puerta y la abrí. No vi a nadie ¿Encima vacilando? Ya estaba cerrando la puerta cuando oí unos ruidos detrás de los árboles. Me dirigí hacia allí y vi a Carla agarrando a alguien, este no paraba de vomitar.
- Ayúdame por favor, no sé lo que se ha metido y no sé dónde está su casa. – El otro paró de vomitar por un segundo y miró hacia mí, después volvió a vomitar. Era Fer.
- ¿Quieres que se quede con nosotras? – La miré con cara de asco.
- ¿Y qué quieres, qué lo deje aquí fuera?
- Es verdad, no me acordaba que te da pena, pobrecito. – Dije con voz de niña. Fer y Carla me miraron con cara de súplica. – Venga vamos, sin hacer ruido si no quieres que mi madre te mate y después me mate a mí.
domingo, 23 de mayo de 2010
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